martes, 12 de junio de 2018

CHIRINGUITO



Hay rocas lisas, esculpidas por el mar, en las que poner el pie es una caricia de salitre  y firmeza. Otras, en cambio, están plagadas de pequeños moluscos que raspan la piel como la piedra pómez. Pero las más peligrosas de todas son las que viven cubiertas de algas verdes y resbaladizas. Pisar una de ellas es un billete seguro al suelo.

Crecer sobre estas rocas es una fortuna. Deslizarse a cada rato como un saltimbanqui, sólo con un traje de baño por ropa y con la piel salada y tersa por el mar, la arena, el sol y la brisa. Las tardes se alargan eternas hasta la noche y los escarpones, pescados con la mano y un berberecho abierto, reposan en un cubo de juguete. Ansiosos por la llegada de la noche cuando serán  liberados.

miércoles, 24 de junio de 2015

TURNO DE DÍA, TURNO DE NOCHE.


El problema de cobrar cada día que trabajas es el vicio. Se acaba la jornada y recibes el dinero que te corresponde, tu sueldo diario. Y te lo dan en mano. Varios  billetes juntos,  con su tacto, su peso y su olor entre los dedos. Si eres hormiguita te lo llevas a casa o al banco. Si no lo eres, te lo gastas. Lo más fácil es irse al bar. Estás cansado de una jornada tan larga y pones unos cuantos euros en la barra. Refresco, quizás cerveza, tal vez cubata… y con la vuelta, te acabas echando unas tragaperras. Con el paso del tiempo y de los días descubres que ya no sólo son las vueltas sino que cambias billetes de cincuenta para alimentar el apetito de la máquina. Y de paso, compras tabaco. Hacía tiempo que no fumabas pero el estrés y el cansancio parecen que se van a cada bocanada de humo. Y el humo lleva a la noche, cuando se encienden las luces de neón en la carretera que te lleva a tu casa. Y entras en sitios donde el alcohol es casi tan caro como la compañía. Y las chicas son amables y no hacen preguntas, no ven defectos y susurran promesas que cumplen a cada billete que sacas. El problema es cobrar cada día o dejar de cobrar de golpe y ser un vicioso putero que ya no tiene forma de regresar al mundo real.

lunes, 23 de febrero de 2015

PELUQUERÍA UNISEX


Ángeles abre la peluquería por las mañanas de diez a dos. No siempre respeta los horarios porque para eso una es su jefa. El café de la mañana se lo trae Míchel, el dueño del bar de al lado. Por la tarde, Ángeles abre de cinco a ocho y es Domingo quien le lleva el cortado. Es el dueño  del bar del otro lado. A Ángeles no le gusta demasiado el café de las mañanas y prefiere el de la tarde que, además, es más barato. Su marido no entiende el porqué de tomarse un café mal sabroso y más caro pero su marido no entiende muchos porqués. Así que la vida de Ángeles va y viene entre cortes de pelos, tintes, y dos cafés que distan en sabor y precio. A pesar de ello, Ángeles es feliz acompañada de un marido preguntón para el que nunca tiene una buena respuesta.


Los ecos de mi trabajo traen a mis oídos frases memorables como “cambiar de peluquería no es una tragedia pero es un inconveniente”. Así que me dirijo a una boutique del cabello para que me corten el susodicho, que me incomoda bastante, dicho sea de paso. La elección para mí, es muy sencilla. La peluquería más cercana a casa siempre es la mejor. Luego descubro que no es así y me voy alejando de sucursal de tijeras conforme pasa el tiempo, hasta que me mudo de barrio y vuelta a empezar. Hoy me he cortado el pelo y no estoy especialmente contento con el estilismo. Eso sí, se me ven las orejas que ya es bastante.

lunes, 9 de febrero de 2015

POLICÍA NACIONAL


En mi barrio hay frutería, panadería, mercado, unos cuantos bares y una comisaría de policía nacional. Es una dependencia tranquila con renovaciones del carné y un huerto en la parte de atrás, al lado del parking. Un día, un coche con muchas pegatinas de la ITV no pudo arrancar en el semáforo frente a la comisaría. El vehículo se incendió y los agentes salvaron la situación con un par de botellas de cocacola llenas de agua del grifo. Tuvieron tema de conversación para una semana.

Los policías nacionales hacen turno para desayunar en el bar más cercano y estiran el café y el bocata porque saben que no va a pasar nada. Pero, últimamente, ha habido  cambios. Desde hace poco, un policía nacional hace guardia en la puerta de la comisaría, armado con un fusil y pertrechado con un chaleco antibalas. El policía es mayor, canoso, debe de estar cerca de la jubilación y se nota que estaba muy habituado a hacer renovaciones del carné y a pedir que, por favor, trajesen dos fotos. La entrada al edificio es tan pequeña que ni siquiera puede dar un pequeño paseo mientras hace guarda así que se queda inmóvil portando el fusil. A las dos de la tarde se acaba su turno y se va a comer. Al rato regresa y vuelve a ejercer su función antiyihadista custodiando  el edificio toda la tarde. Se ve que los terroristas también respetan la hora de la comida porque ningún compañero sustituye al policía nacional y la entrada se queda vacía durante el mediodía.


Cuando paso por delante de él me entran ganas de hablarle, de darle un poco de conversación. Lo pienso un rato y, justo al llegar a su altura, no encuentro valor. Temo que me considere una amenaza, que piense que hablo con él para despistarlo de su función. No quiero ponerlo nervioso así que camino rápido, agacho la cabeza y me meto en la frutería. Tras darme el cambio por los puerros y las cebolletas vuelvo a ver al policía nacional y me doy cuenta de su mirada triste, de su añoranza por la mesa donde gestionaba la renovación de los pasaportes. El policía nacional mira el reloj, agarra el fusil con firmeza y eleva la vista. Ahí se queda, velando por la seguridad de todos.  

jueves, 27 de marzo de 2014

CINTURÓN NEGRO



El mapa sigue cambiando. De pequeño jugaba con un puzzle de gomaespuma que representaba la geografía europea. Una gran mancha, la omnipresente, era Rusia. Con un corte a la derecha que hacía ver que aquello no acababa o que finalizaba bruscamente. Rusia y el mar eran lo mismo, gigantes que no cabían en el juego. Luego comprendí que Rusia y la URSS no eran sinónimas y que los Urales partían Europa y Asia pero no en línea recta. Yugoslavia representaba un tamaño medio, alargado, como si un bañista se tumbase sobre el Mediterráneo.

En la tele me enteré, al crecer, que existía Serbia, que casi era como Yugoslavia, y que era muy diferente a Eslovenia, que era como Croacia y que en aquella ensalada de frutas también figuraba Macedonia. Por el baloncesto descubrí que eran países distintos y que Savic no podía jugar con Kukoc ni Petrovic con Divac, pese a haber ganado hasta un Mundial cuando Estados Unidos era imbatible.


Ahora Crimea, esa península de tanto valor geopolítico, no sabe si quiere ser parte de Rusia o de Ucrania y quizás pretenda el esplendor de la URSS de la mano del capitalismo. Deseos antagónicos en el Mar Negro. Paradojas de Sebastopol, barcos comunistas hundidos y destructores yankees surcando el Bósforo. Trío de realidades para una hipótesis final. ¿Teléfono rojo o casco azul?  Mientras tanto, los bancos han ganado y ya nadie se acuerda del valor de las antiguas pesetas.

lunes, 2 de diciembre de 2013

LA SALUD ES LO PRIMERO


En el centro de salud todos esperan a que algo ocurra para romper la monotonía. El dispensador de números no cesa de soltar papelitos al tiempo que el neón canta, lacónicamente, los turnos de paso a la cabina. Una pareja de ancianos, más él que ella, como casi siempre, se dejan caer sobre los asientos de plástico. Él oculta sus ojos maltrechos bajo unas eternas gafas de sol y ella muestra su conjuntivitis subrayando cada ojo con una lágrima que enjuga en el pañuelo. El marido se hace con su bastón y el de su señora para custodiarlos y que no se olviden en el manglar de muletas, apoyos y cayados que pueblan la estancia. Ella saca de su bolsa infantil, sin duda regalo de alguna nieta de fin de semana, un periódico y una publicidad navideña del McDonald’s. Lo abre con mimo y lo ausculta con calma. “Debe de ser un regalo del gobierno”, le explica a su pareja. “Como el periódico éste que lo da el gobierno, por eso es gratuito”. Escucho la sentencia, me sonrío y vuelvo la vista hacia el neón. Aún me faltan varios números.

sábado, 16 de noviembre de 2013

EL PRESTIGE, EL TITANIC Y LA JUSTICIA.



Ha finalizado el juicio por el hundimiento del Prestige y no se ha condenado a nadie, no ha habido culpables. Yo no entiendo de leyes pero sí tengo algo de sentido común como cualquier común de los mortales con cierto espíritu crítico. Si el aparato judicial declara que no hay ningún culpable, yo no encuentro más culpable que el aparato judicial. Si una actividad provoca tal tragedia, tal cataclismo, tal luto, ha de ser reprobada y castigada. Una decepción más en una cadena de decepciones. Once años después, la ley y la justicia le toman el pelo al pueblo, a la gente. Y Telecinco, quizás sin quererlo, nos ilustra por la noche con un blockbuster del hundimiento programando. Titanic el día de la sentencia. Qué ganas tengo de que Holllywood haga algo con la trama del caos ecológico más grande que hemos presenciado, más que nada para que por fin se pueda ver quiénes son los buenos y quiénes son los malos, aunque sólo sea en ficción.

martes, 29 de enero de 2013

DEONTOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN


Nadie puede dudar, a día de hoy, que Sara Carbonero es una de las periodistas más afamadas de España. Poca gente se ha quedado sin ver el beso que Casillas le dio a Sara tras la final del Mundial. ¿Por qué no decirlo? Todos los que contemplamos ese momento sonreímos, seguramente azuzados por el estado de embriaguez que se nos vino encima cuando Iniesta de mi vida perforó la meta holandesa.

Hoy Sara ha dicho en un programa de la mejicana Televisa que no todos los futbolistas del Madrid comulgan con su entrenador. Lo ha dicho en una de esas colaboraciones internacionales en las que tanto se prodiga. Yo no dudo de la capacidad de esta chica como periodista, y no lo dudo porque no la conozca, a la chica, me refiero. El caso es que todo esto me hace reflexionar sobre la ética de la profesión y sobre las barreras que quizás no se debían franquear.

Sara Carbonero se ha convertido en un personaje más. Ha pasado a ser noticia en sí misma, en lugar de ser la profesional que acerca la actualidad al ciudadano. Y no de cualquier manera sino manteniendo una relación con el personaje público con más impactos en la prensa deportiva. Iker Casillas es el capitán de la selección y del Real Madrid. Quizás cuando comenzaron su romance, por una cuestión de ética, Sara debería alejarse de la prensa deportiva y dedicarse a otra rama de la profesión. Por supuesto que no está obligada, es sólo una opinión. Pero imagínense por un momento que yo, que tampoco tengo la carrera de periodismo, presentase los informativos de La 1 y me follase a Rajoy. ¿Sería ético?

jueves, 21 de junio de 2012

CHINCHIMONI


Mi abuelo me enseñó a jugar al chinchimoni con la sonrisa pícara de siempre. Me ganaba a cada jugada y, entre victorias pírricas, me mostraba cómo era el juego. En sus manos llenas de mar escondía las monedas y se llevaba el puño a la espalda. “¿Cantas levo?”, me preguntaba.

A veces, era yo quien acertaba. Entonces, él me acariciaba el pelo mientras se apresuraba a retarme de nuevo para llevarse la última baza. Por mucho que fuese su nieto, a él siempre le ha gustado ganar y yo seguía jugando incansable disfrutando de lo que durase su paciencia.

Mi abuelo sabe de derrotas como todos los que han vivido y han luchado. Últimamente se le están yendo las fuerzas y no tiene ganas de juegos. Sólo quiere cerrar los ojos, un buen rato, como todos los que ya han vivido.

jueves, 24 de mayo de 2012

DEVALUA2


Los políticos son unos auténticos @=%&#! y cada día se superan. Es patético comprobar cómo utilizan argumentos de lo más populistas a la menor ocasión.  Esta misma foto ya se ha repetido varias veces. Políticos catalanes y vascos posando con los colores de su equipo antes de la final de la Copa del Rey. De la polémica de los pitidos al himno no se acuerdan en esta instantánea. Ahora, desde luego, no es momento.

Cualquiera que haya paseado por delante del Congreso de los Diputados sabe que hay dos leones escoltando la escalinata principal. Suele haber un policía nacional custodiando el enclave. Ese policía es el que mantiene a raya a las personas que pretendan fotografiarse más cerca de la cuenta. Es raro que permitan pisar la escalinata y harto imposible que uno pueda alcanzar a tocar uno de los leones. Con los periodistas ocurre lo mismo y, hay ocasiones, en las que conminan directamente a cambiar de acera. Los días de pleno incluso cortan la calle al tráfico y, por supuesto, los días de manifestación.

Es por esto que choca contemplar y más en estos momentos de quejas, lamentos y mensajes directos en la calle a la clase política, cómo sus señorías emplean un símbolo para subirse a él y adornarlo con sus banderas y bufandas. Lo triste es permitirles a unos diputados, elegidos en democracia, lo que nunca se le permitiría al ciudadano que depositó su voto en la urna. Nadie podría encaramarse a un león y colocar sus colores, su bandera, su reivindicación. Pero ellos sí pueden, porque sus señorías son diputados. Lo de menos es el color de los finalistas. Estoy seguro que si la final la jugase el Espanyol contra la Real Sociedad, saldrían otras señorías a hacer lo mismo. El caso es que yo no puedo y tú tampoco. Y eso que la soberanía nacional radica en el pueblo. 


PD: La fotografía es de Uly Martín y la copié de El País online. 

martes, 8 de mayo de 2012

ESTIÉRCOL


Creíamos que al navegar por Internet nadie sabría qué estábamos haciendo hasta que un día consultaron nuestro historial de navegación. Descubrimos que podía borrarse y pensábamos que ya estábamos ocultos hasta que nos percatamos de que se podía rastrear nuestra dirección IP. Luego descubrimos la localización por móvil y que la policía podía intervenir todos nuestros mensajes de correo y redes sociales con una orden judicial. Fue entonces cuando nos percatamos de que, para no ser visto, había que vivir offline o, simplemente, ser un mierda. Si te llamas George Clooney o José Bono quizás interese saber qué páginas webs visitas, en qué tiendas online compras o qué amigos tienes en tus redes sociales. Pero si eres un mierda, ¿a quién le importa lo que hagas? La única forma de vivir oculto en la red es no ser nadie, es ser un mierda.

martes, 17 de abril de 2012

SE ALQUILA ORO

El oro se convirtió en un valor refugio. Los medios de comunicación cacarearon a los cuatro vientos el resurgir de una moneda que nunca caduca. El empeño del dorado metal se transformó en el último recurso de algunas familias. Desde las arras de la boda de los abuelos hasta los ostentosos tesoros de los marqueses del barrio de Salamanca de cada ciudad. Éste que escribe, en su ingenuidad, también fantaseó en comprar mini lingotes con los que agasajar a la familia por sus onomásticas.

Alguien en el barrio debió pensar lo mismo y se aventuró a importar el modelo que triunfaba en las céntricas calles de la Puerta del Sol. El viejo comercio de la esquina cesó su actividad y en su lugar se publicitó un establecimiento de empeño. “Compro oro, mejor precio garantizado”. Quizás alguien picó en el reclamo, aunque no creo que fuesen muchos. El valor refugio, el negocio perfecto, también cesó en su actividad. El comercio de compro oro, ahora se alquila. Desconozco qué habrá sido del promotor. Puede que se haya percatado de que el verdadero oro, a día de hoy, es tener trabajo y, a ser posible, cobrando la nómina.

Por eso los bancos no paran de ofertar productos para los jubilados. A ellos, también por ahora, no les deja de visitar nuestra querida Santa Nómina. Paradójicamente, ellos son (hasta que no toquemos fondo) el puntal del país. Los que mantienen el consumo interno con lo que gastan de su pensión y con lo que ceden a sus hijos desempleados para que puedan vivir mientras pelean por conseguir un empleo. Un país próspero, sin trabajo pero con compra venta de oro.

lunes, 13 de febrero de 2012

FLATIRON

El barrio se parece a Portugal porque hay edificios altos y modernos y casas bajas, algunas con frutales que nunca dan fruto.
El barrio no es racista porque hay rumanos trabajando en los talleres, chinos en los bazares chinos y regentando tabernas de toda la vida con tortilla y porras para desayunar, peruanos que venden gaseosa, ceviche y pollo para llevar en sus restaurantes con cuadros del Machu Pichu, hay moros que venden fruta y saludan a las señoras con cardados y hasta hay gitanos que pasean galgos, vigilan obras y solares y arrastran los pies. También hay españoles que piden bombonas de butano porque el gas ciudad no ha llegado ni se le espera.
El barrio no se parece a Manhattan pero tiene su propio edificio Flatiron (ver foto) aunque suicidarse desde él nunca ha sido lo más aconsejable.
La gente del barrio camina por la carretera porque en la acera siempre hay coches aparcados y en los aparcamientos siempre hay mierda de perro.
En el barrio hay un bar que está lleno justo al lado de otro que está vacío. Los dos están abiertos el mismo horario y los dos son conscientes de que en uno no se respira y en el otro no hay nada que respirar.
En el barrio hay muchos comercios, todos con su San Pancracio, incluso los establecimientos que alquilan el local por cese de actividad y ya no hay nada en ellos, sólo un cartel de la inmobiliaria y el santo que trae suerte, trabajo y perejil aunque, últimamente se haya hecho el remolón.
En el barrio hay varios supermercados, muchos talleres de automóviles y más coches abandonados que alcorques.
En el barrio crece el romero como el humo de los pitillos aunque no haya cajetillas suficientes para olvidar la ansiedad de no tener trabajo.
En el barrio se desayuna por turnos y en el primero se concentra la cerveza con las copas de aguardiente.
En el barrio la comida es abundante y barata. A veces, hasta te ponen gambas para que no te olvides de que otro lujo es posible.
En el barrio si eres del Atleti que dios te bendiga y si no que dios te perdone.
En el barrio, señora, ha llegado el tapicero.

martes, 7 de febrero de 2012

MENOS MAL QUE NOS QUEDA PORTUGAL

Qué bonita es Lisboa. No te olvides de resaltarlo en una conversación de terraza. Habla de su mar abierto al viajero, de sus cuestas interminables que siempre son para arriba, de sus fados melancólicos y lacónicos, de su tranvía al pasado, de sus pasteles de nata de nube de cielo…

No te olvides de decir lo mucho que te gustaría vivir allí, que serías capaz de pasar un largo tiempo paseando por sus calles de bacalao y adoquín, durmiendo en una buhardilla de Santa Justa, explorando tu mente con un cuaderno como los exploradores que descubrieron medio mundo…

No te olvides de sus horarios europeos y su cosmopolitismo, su aspecto todavía de metrópoli de Alfama con ciudadanos negros que recuerdan a los esclavos aunque eso ya hace mucho que pasó…

No te olvides de dejar bien claro que eres artista y profesas la religión de Lisboa aunque lleves toda la vida mirando hacia Portugal por encima del hombro y no sepas idiomas como ellos y te dé exactamente igual que el país esté en manos de tecnócratas porque, al fin y el cabo, sólo vas a Lisboa de vacaciones y, aunque lo hayas dicho muchas veces, nunca aceptarías el sueldo de un lisboeta.

jueves, 2 de febrero de 2012

AUTOLAVADO

De pequeño limpiaba el coche de mi padre. Primero por dentro y luego por fuera. Sacudía las alfombrillas, vaciaba los ceniceros, recogía paquetes de cigarrillos vacíos y guardaba los papeles sueltos en la guantera. Debajo del asiento del piloto siempre encontraba calderillas, monedas sueltas. La mayoría de veinte duros, porque eran las más pesadas, aunque también de cincuenta pesetas y de quinientas. Alguna vez aparecía alguna de doscientas, que era mis preferidas y aquello era una fiesta. Se le caían de los bolsillos a mi padre, que nunca vestía vaqueros y yo las guardaba. Al acabar la tarea, se las devolvía y él siempre se limitaba a decir “toma, pa’ ti”. Pasado el tiempo las guardaba directamente en el bolsillo. Era un acuerdo tácito entre mi padre y yo. De aquellas monedas vinieron mis primeros sueldos.

Hoy día aún limpio el coche de mi padre. Primero por dentro y luego por fuera. Lo hago con menos frecuencia y ya nunca en la terraza de casa. Ahora acudo a la gasolinera, que cuenta con la ventaja del lavado a presión y donde no es necesario bajar la aspiradora de casa. Las pesetas se han convertido en euros y, quizás por el cambio de moneda, ya no hay tantas bajo el asiento ni en las dobleces de la tapicería. Aún así las recojo pero no me las quedo. Me limito a usarlas en la máquina lavacoches.

Pienso en el servicio de limpieza del Congreso de los Diputados y me pregunto si encontrarán calderillas entre las butacas de sus señorías. La verdad, lo dudo. Los políticos no usan cash y, para activar los flamantes i-pads que estrenaron en esta legislatura, no hace falta meter monedas como en el lavado automático o como en los televisores de los hospitales. Hace mucho que no le lavo el coche a mi padre, tendré que hacerlo pronto.

miércoles, 1 de febrero de 2012

TIRA DE LA CADENA

Ve al colegio para recibir la escolarización obligatoria. Recibe clases particulares. Haz deporte para desarrollar tu psicomotricidad. Acude a campamentos de verano para enriquecerte como persona. Aprende a ganar y también a perder. Aprende a ser solidario. Elige entre formación profesional o bachiller pero no te equivoques. Elige entre ciencias o letras pero no te equivoques. Ve a la universidad, mejor si cambias de residencia. Colabora con grupos sociales. Vota. Elige bien la libre configuración. Acógete a una beca Erasmus. Realiza prácticas gratuitas en empresas del sector. Licénciate para ser poseedor de un título. Mantente ligado a la universidad para poder seguir disfrutando de prácticas sin remunerar. Realiza prácticas remuneradas con fondos europeos y autonómicos. Intégrate en el mercado laboral. Sé flexible, contrato por obra y servicio. Sé polivalente y dinámico, acepta trabajar sin contrato. Cuida tu formación continua. Sigue acudiendo a cursos de formación ocupacional. Cuida tu imagen, la imagen es lo primero. Cuida tus contactos, los contactos son lo primero. Consume. Da gracias por tu pasaporte europeo. Ha llegado a su destino. ¿Y ahora qué?

sábado, 28 de enero de 2012

NOS GUSTA CÓMO TE MUEVES

El torno giró y JKL recogió el billete que serviría a modo de justificante. Se dirigió a la escalera mecánica y se dejó llevar. Estaba cansado. Su día, repleto de recados y de idas y venidas, le estaba pasando factura con IVA incluido. Pensó en lo que le faltaba por hacer y en que quizás pudiese llegar a casa antes de las nueve, retirar del congelador algún precocinado y adormilarse en el sofá después de medio litro de cerveza.


Aprovechó el lateral de la escalera para limpiarse los zapatos mientras el mecanismo lo hacía descender. La hora punta se disipaba y nadie le adelantó con prisa por la izquierda. La máquina de Thyssen Krupp le depositó en el andén y JKL decidió buscar asiento libre a la espera del metro. Levantó la cabeza y vio un tumulto frente a un tren parado. Había jaleo y unas veinte personas no quitaban la vista de los raíles. JKL se acercó curioso y, al ver hacia el lugar donde todos miraban, descubrió los ojos hinchados de una mujer que yacía muerta, partida en dos por las toneladas del tren. Su ropa estaba manchada de sangre y un reguero de líquido amenazaba con provocar un cortocircuito. JKL no recordó los interfonos que adornaban las paredes de los andenes y que había mirado millones de veces mientras esperaba. Desanduvo el camino, está vez a galope, pensando en encontrar algún trabajador a quien dar la alarma y en que quizás no llegaría a las nueve para poner el microondas en marcha y cenar su precocinado. Con sudores y una palidez desconocida consiguió avisar a un revisor y, consciente de que nada podía hacer, se escapó hacia la calle. Los altavoces anunciaban el cierre de la estación y pedían a los usuarios que desalojasen los andenes.


JKL paró un taxi. El conductor le preguntó la dirección de destino. El coche arrancó y con las ventanillas bajadas, inundándose de la contaminación disfrazada de brisa, JKL contó lo sucedido. El taxista no se sorprendió y soltó una sonrisa cínica, “eso pasa a diario aunque nunca sale en los periódicos. Es para no dar ideas, ¿sabe usted?”. JKL asintió y volvió a pensar en su cena. Ya no tenía apetito pero esta noche se iba a tomar varias cervezas.

jueves, 15 de diciembre de 2011

ZENPO KAITEN UKEMI


El judo es el más realista de los deportes porque lo que primero te enseñan es a caer. Durante un buen tiempo lo único que haces es rodar sobre el tatami y dejar que la gravedad actúe sobre tu cuerpo. Al suelo una y otra vez, de frente, de espaldas, de lado, del otro lado y rodando. Cuando ya sabes caer ya estás preparado y te enseñan el agarre (Kumikata) y las técnicas.

Dejé el judo hace mucho por un problema de horarios. Los estudios por obligación y el baloncesto por devoción no dejaban hueco en el calendario para la práctica de un arte marcial. Así que con dieciséis años me planté, aunque todavía conservo mi judogui y varios cintos en el fondo del armario.

El otro día fui a correr y ya era de noche. Corría por una zona peatonal, rodeada de árboles y sin obstáculos aparentes. Uno va con los cascos y, llegado un momento, más que correr, arrastra los pies. Con tan mala pata que una piedra se interpuso en mi camino. En medio de la oscuridad no la vi y caí como si alguien me hubiese puesto la zancadilla. En un segundo estaba maldiciendo en el suelo, sudado y contento de que, por lo menos, no me hubiese visto nadie. Me di cuenta de que no me había hecho daño porque había rodado sobre mí mismo en lugar de poner las manos que se quemarían contra el asfalto. Todavía en el suelo me percaté de que había ejecutado algo que no practicaba en quince años. Me acordé de las clases de judo y del Zenpo Kaiten Ukemi, caída de frente rodando. Me levanté y seguí corriendo, que es gratis.

jueves, 1 de diciembre de 2011

RIGOR GENERACIONAL


Visito a mi abuelo un viernes. Al día siguiente le será practicada una biopsia en el pulmón. Lo encuentro bien, animado y sólo se queja del ayuno. Mi abuelo es hombre de apetito y el no comer antes de la prueba supone un contratiempo importante para él.

El sábado le realizan la biopsia y el domingo lo visito de nuevo para ver cómo se encuentra. Está recién afeitado y viste arreglado. Esa mañana le ha dado tiempo a tomar los vinos en el bar de siempre como un domingo cualquiera, antes de mi visita. Me sorprende comprobar el buen estado en que se encuentra y me planteo cómo actuaría yo si tuviese que afrontar una biopsia. Me imagino que estaría lleno de preocupación la víspera y encamado al día siguiente.

Comparo mi generación con la de mi abuelo y sólo puedo encontrar diferencias. Ellos son hombres habituados a sufrir. Gente que se crió soportando los rigores del frío, no como yo que he crecido con las molestias de la calefacción central. Claro, esa generación se limpiaba el culo con hojas de higuera, la mía lo hace con toallitas húmedas.

viernes, 11 de noviembre de 2011

PR€CIO$


Con el I.R.P.F. de nuestras nóminas y con el I.V.A. de lo que consumimos, se construyen carreteras, se pagan profesores, se costea la sanidad y se sostiene el estado del bienestar. También se subvencionan un sinfín de actividades, algunas más fructíferas y necesarias que otras, y se sostiene por ley la existencia de los partidos políticos.

Ayer caminaba por una céntrica calle de una ciudad española y un ser humano que todavía cree en la clase política me agasajó con una bolsa publicitaria. Era roja en su totalidad a excepción de unos filos transparentes y la palabra Rubalcaba en el centro. En su interior había un programa electoral (versión reducida y edulcorada), siete caramelos (también edulcorados), una postal, tres pegatinas y varios panfletos. Todo bien impreso y cortado.

Me paro a pensar en lo que se van a gastar los partidos políticos subvencionados en esta campaña y me entran calambres y sudoraciones varias. Pienso en todo el dinero que se va a invertir en un mensaje vacío, en el dinero que se tirará al contenedor de papel porque va dirigido a gente que está harta de oír y de escuchar sólo ruido que no soluciona nada. Es cosa de todos, hoy es la propaganda de Rubalcaba, hace cuatro años fue el aceite de Rajoy, tres botellitas virgen extra cuidadosamente estuchadas. Despilfarro en propaganda que sale del I.R.P.F. de nuestras nóminas y del I.V.A. de lo que consumimos.

PD: Felicidades a Iván, el primogénito de Soraya Saénz de Santamaría. En los próximos cuatro años, pase lo que pase, no le faltarán pañales ni biberones.

jueves, 3 de noviembre de 2011

GAMELA VERDE


Lo mejor de sumergirse en el mar es el sonido sordo que la presión ejerce en los oídos. Ese sonido cautiva a todo el que se deje llevar por la voz del océano. Se oyen más los roces que los ruidos. Hurgar con la palma sobre la arena provoca un festival de decibelios y la huída de alguna despistada acedía.

Aquel verano sólo el mar reconfortaba las ideas y pasiones de un joven que se desvivía por una chica de ciudad, con familia y apellido. Con mirada altiva y cuerpo esbelto. Con rubios cabellos, barco atracado y patrón de yate. Un hombre que nunca se ganó la vida en el mar y coleccionaba las ánforas antiguas que los lugareños le ofrecían como obsequio.

Había un mundo entre el joven de pueblo y la chica de ciudad. Ella se bronceaba en la proa del yate. Se zambullía cuando el calor más apretaba. Se peinaba en cubierta al atardecer para que su pelo se mantuviese bello como su rostro. Disfrutaba de las vacaciones con aire despreocupado. Él se endurecía las manos con las cuerdas y las redes. Se embadurnaba del olor a tripas del pescado que arribaba a puerto. Se ennegrecía la tez tras horas de trabajo mientras la salitre se le incrustaba en el alma. Ella nunca se fijó en él. Él jamás la olvidaría.

viernes, 28 de octubre de 2011

GENTE QUE TAL VEZ CONOZCAS


Los días grises casi opacos, es complicado teclear con sentido y conseguir entrelazar palabras con coherencia. La mente se despista hacia cualquier absurdo objeto o pensamiento, sin pedir permiso. El maldito folio en blanco, que no deja de ser un conjunto de puntos lumínicos que en el cerebro son reconocidos como un folio en blanco digital, se convierte en un enemigo inquebrantable y orgulloso.

Ante tal tesitura, la navegación resulta ser el único antídoto. Hay quien puede surcar mares reales, como Pérez Reverte, y zarpar en un bote al encuentro de espadachines, aventureros y héroes del Siglo de Oro. Otros, más humildes, han de zarpar sobre cables de telefonía y conexiones inalámbricas para buscar motivos en el mar de Internet. Ahí entra en juego el Facebook, “gente que tal vez conozcas”, donde se puede hurgar en la cotidianeidad de desconocidos para construir esas historias.

Uno se encuentra con las fotografías de un cuento que cuenta que una chica de Madrid viajó al sur, se encontró su nombre escrito al otro lado del mar, se bañó en una cascada eterna, se enamoró de un hombre negro de color negro, comió y bebió de su mano, se dejó hacer trenzas en el pelo y regresó nostálgica para siempre a su vida de siempre que nunca sería como entonces.

jueves, 13 de octubre de 2011

TRAPALLADAS II


Si pensásemos las cosas antes de decirlas, el mundo sería un lugar silencioso.
Messi no se entiende con sus compañeros de la selección argentina porque es parco en palabras.
Si te toca la lotería, huye y, sobre todo, no montes una productora de televisión.
Al extinto canal de noticias, mi abuelo le llamaba “CNN crus”.
Una buena forma de crear un mártir es matarlo y tirarlo al mar.
¿Por qué es más fácil nacionalizarse cuando practicas bien un deporte?
Docuboxear es una palabra bonita que se ha inventado mi amigo Lolo.
Me muero por saber cómo sería el twitter de @botín.
Debido a la crisis, los detectores de metales vuelven a las playas.
La radioactividad, en Japón, va por dentro.
Me hace mucha gracia que la persona que firma el mailing de Decathlon se llame Emmanuelle.
Si se te da bien algo nunca lo hagas gratis.
Hay muchas cosas que nos llaman la atención en el zoo pero, al final, todo el mundo se queda mirando la promiscuidad de los monos.
El mayor banco de semen del mundo se encuentra en los infinitos ratones de ordenador.
Presumes de tener la mejor tarifa de móvil pero, en realidad, no tienes con quien hablar.
Un hombre que riega no puede ser mala persona.
Las cigalas hay que merecérselas. El que las quiera, que se las gane.
El 20N Ana Botella se va a recapitalizar más que la banca.
En una gasolinera sólo quedan los sospechosos o los que viajan mucho.
Enhorabuena queridos políticos, España ya sólo me importa una mierda.
Habendo pra comer, a roupa cómprase.

sábado, 17 de septiembre de 2011

COTO DE CAZA


No es alentador. Le doy vueltas a la cabeza y no consigo entender. Cuatro jóvenes, cuatro adolescentes. Cargados de futuro, con ganas de divertirse y con muy mala leche. Van al lugar donde se concentra la prostitución de la ciudad. Un lugar arbolado, un parque de día y un estercolero de noche. Los cuatro jóvenes casi adolescentes llevan consigo la compañía amenazante de dos perros. Ambos azuzados por sus respectivos dueños, tirando de las correas, respirando con agitación y tensando los músculos de su potente pecho y sus poderosas mandíbulas. El lugar está oscuro y la policía local no patrulla por allí. Es domingo y las putas no pagan IRPF. Ahí están las víctimas, desnudas de ropa y con su cuerpo al aire pese a la humedad de la noche. Cada vez que pasa un cliente las víctimas se iluminan, como un actor en el teatro, como un cantante en un concierto. Los faros de los coches descubren sus cuerpos, sus poses y sus miserias. También su ubicación. Y hacía allí se dirigen las seis figuras animales sedientas de crueldad. No sé qué pasó, no me quedé a contemplar el espectáculo. No llamé a nadie ni pedí ayuda. Sólo dejé hacer al destino y seguí con mi vida, cobarde como todos, pensando en el alcalde de esta ciudad.

AL SOL QUE MÁS CALIENTA


Una chica vende pulseras por la calle. Sospecho que las ha hecho ella misma, o algún conocido con el que haya montado una pequeña empresa que ni tributa ni declara. Las pulseras permanecen enrolladas a un canuto enorme que antaño resguardaba un mapamundi de Peters en su interior. La chica se cruza con un aprendiz de guitarrista con pinta de nórdico. Le ofrece alguno de sus productos y el músico pica. Justo donde se detienen, yace al sol un mendigo resguardado del frío suelo por unos cartones. Ausente, presencia el regateo entre ambos. La escena despierta la atención de una pareja de mujeres de sesenta años que, por supuesto, no son pareja. Ambas miran a un lado y contemplan la siesta del indigente. Ambas miran al otro lado y contemplan al músico extranjero regateando con la vendedora ambulante. Y el mendigo se levanta para mover los cartones de sitio porque ya no le daba el sol. Calentito es más fácil continuar la siesta.

lunes, 11 de julio de 2011

CRUCES Y DEMÁS VIANDAS


Aquel bulldog francés era un follador de la pradera. Montaba pelotas, piernas de personas, sillas de mimbre, gatos dóciles, garrafas de lejía y cualquier cosa que no excediese de su altura a la cruz. Pese a tener un fuelle por pulmones y sufrir un infarto en cada monta, el can no cejaba en su empeño reproductor y acometía como una bestia contra todo aquello que se le pusiese por delante. Sus dueños vieron en él un semental en potencia y adquirieron una hembra con quien el perro pudiese desfogarse. La perra maduró pero el bulldog no le prestaba mucha atención. Los dueños, extrañados, no quisieron darle importancia al asunto y pasó el primer celo y pasó la romería.

Este episodio no truncó la fama de fertilizador de nuestro protagonista y su solera cruzó las vallas que servían de frontera. Unos vecinos reclamaron sus servicios y, tras una copiosa cena bajo la pérgola de laricio ruso, se selló el acuerdo entre propietarios y pretendientes. El bulldog se ausentó de su hogar para campar a sus anchas en casa de una nueva hembra. Las noticias fueron llegando del otro lado de la valla y, efectivamente, el furor persistía pero sólo con materiales artificiales y nunca con quien debía emplearse a fondo. Ahora sí, propios y extraños no entendía el comportamiento del supuesto semental que tanto estaba defraudando.

Tras un mes de infructuosa convivencia el perro regresó a casa. Esta vez no hubo cena bajo la pérgola de laricio ruso y un simple apretón de manos bastó como despedida. La decepción era el estado de ánimo generalizado para todos excepto para el falso semental y la hembra de bulldog francés. Su reencuentro fue de lo más emotivo y justificó el porqué de lo ocurrido durante el mes anterior. Aquellos perros se habían enamorado y el macho se había negado a cumplir su natural papel. Pocos meses después de volver a verse nació la primera camada, tras el segundo celo. El macho recuperó sus galones pero cambió su fama, ya no era un semental, ahora era un perro fiel.

martes, 17 de mayo de 2011

CAMPAÑA


Os políticos fan de todo na campaña (e na precampaña e na postcampaña) por saliren na foto. É o seu hábitat natural, diante dun obxectivo que capte a importancia do que fan en cada momento para que a súa vida política quede ben reflexada nos vindeiros libros de historia (teño tentacións de escribila sen h).

O problema ven cando, enredando en Internet, atópaste cunha imaxe como a que ilustra estas liñas. Unha presidenta dunha comunidade autónoma facendo o que se espera dela, darlle ós pedais. Porque cando a xente vota nunhas eleccións por alguén, case nunca se interesa polo programa, só pensa en que o candidato sea quen de montar en bicicleta. Éche así, o que se di facer política. Que non se me enfade ninguén, podería ter posto unha fotografía de calquera candidato de calquera partido político. Isto vai en contra da política en xeral, non pretendo suliñar particularidades ideolóxicas.

Que me amola desta imaxe? A víctima, a inocente víctima. A persoa que sufrirá máis que o esforzado fotógrafo que tirou a instantánea, máis que o sillín que soportou a gravidade do cú presidencial, máis que o operario que pavimentou o carril bici, máis que o director de imaxe que insistiu na importancia de levar o casco posto. A real víctima deste retrato é a nena que circula en segundo plano, trala presidenta, con chaleco reflectante e mochila ás costas. Esta rapaza non tiña que aparecer ahí, empregada como reclamo publicitario, como un pouco de agua sobre unha leituga pocha. Alguén lle preguntou? Alguén chamou ós tutores legais para solicitarlles os dereitos de imaxe? Alguén levou a pertinente documentación ó Tribunal de Menores? Que máis dá! O importante é que a presidenta pode presumir de foto. E quizáis valla para ilustrar as páxinas da súa biografía. Cunha nena ó carón. Flash!


PD: Imaxe atopada en Internet sen autoría especificada.

viernes, 15 de abril de 2011

HIERRO 3


- No más golf en el guión.

- ¿Ya no te gusta el golf?

- Nunca me ha gustado el golf.

- Pues lo dices todos los días.

- Porque tú lo escribes en el guión.

- Yo lo escribo porque pensaba que a ti te gustaba.

- Pues no me gusta.

- ¿Por qué no? Es bonito respirar aire puro y estar rodeado de naturaleza.

- Naturaleza artificial, dirás.

- Naturaleza, al fin y al cabo.

- Es igual, no quiero más golf.

- Prueba a ir un día, ya verás como te gusta.

martes, 12 de abril de 2011

CAFÉ O VERMÚ


- ¿Cuánto tiempo hacía que no veníamos a este bar?

- Demasiado. Hay que cuidar los pocos lugares en los que uno se siente a gusto.

- Siempre he dejado propina.

- Ellos viven de las consumiciones no de tus propinas.

- Mejor eso que nada.

- A veces es mejor nada.

- No te pongas tan a la defensiva.

- Sólo digo que hay que cuidar los lugares que nos gustan. Hay tan pocos en esta ciudad.

- Las ciudades son como uno las quiere ver.

- Hace tiempo, caminaba con los ojos cerrados hasta que llegaba a este lugar.

- Eso es de cobardes.

- Quizás de precavidos.

- Me recuerdas a mi padre, siempre jugando con cinco defensas.

- El realismo es el mejor ataque.

- Ya no recordaba lo bien que sabían estas aceitunas.

- Ves, eso es autoprotección.

- ¿Las aceitunas tienen calorías?

- Eso no es un comentario de bar.

miércoles, 30 de marzo de 2011

QUEREMOS SER TU BANCO

 Nos bajan los sueldos, nos aumentan las horas, nos suben la gasolina, nos congelan las pensiones, nos prohíben pasar de 110, nos suben el I.V.A., nos impiden fumar en los bares, nos suben la luz, nos quitan la desgravación por vivienda, nos exigen que trabajemos más, nos piden que cobremos menos, nos quitan las cajas (si es que alguna vez fueron nuestras), nos amenazan con el despido, nos quitan el derecho a elegir las vacaciones, nos privan de nuestras vacaciones, nos despiden para no sumar antigüedad, nos despojan de nuestro I.R.P.F. para rescatar a los bancos, nos piden primero que consumamos, nos piden después que ahorremos… y nosotros, ¿qué hacemos? Esperar en la cola del cajero para sacar dinero un sábado por la tarde.

martes, 29 de marzo de 2011

BESAR LA LONA


Besar la lona, mi metáfora favorita. Huele a sudor de gimnasio y a plástico antiguo. Al leerla se puede oír la tensión de las cuerdas que la fijan contra el tapiz. Se puede escuchar la mandíbula quebrada ante el puño firme del contrincante.

Besar la lona, como una historia de amor que duele y provoca adicción. Con público presenciando un conflicto que sólo puede acabar mal. La duda del momento en que se pierde la verticalidad para notar el frío del suelo, la trágica caída y la certeza de la derrota.

Besar la lona, mi metáfora favorita.

jueves, 24 de marzo de 2011

UP IN THE AIR


Paseo por Madrid y observo los primeros mensajes de la campaña electoral. Sobre una parada de autobús descansa el rostro, bien grande, de Jaime Lissavetzky, en una fotografía tomada en el barrio de Lavapiés. Se sabe porque al fondo se ve el cartel de la parada de metro aunque el nombre se haya cortado levemente, casi por casualidad. El eslogan reza, “el acalde de todos los barrios”. No conozco en persona a este hombre y dudo de si vale o no para el cargo que pretende, la alcaldía de Madrid. El caso es que para mí es tremendamente familiar. Lo he visto en Japón, cuando la selección española de baloncesto se alzó con el mundial. Cuando los chicos del fútbol hicieron lo propio en Sudáfrica, también estaba allí. Cada vez que uno de los nuestros triunfaba en los Campos Elíseos sobre una bicicleta, el bueno de Jaime salía en la foto. Y lo mismo con el tenis, y con las motos y, por supuesto, en las Olimpiadas. Da igual que fuese en Australia o en Estados Unidos. Me recuerda a ese personaje que interpretaba George Clooney en la película Up in the air, un hombre que, de tanto viajar en avión, coleccionaba millas en su tarjeta de fidelización de cliente. Vuelvo a leer el eslogan de la campaña bajo la barba de Lissavetzky, “el acalde de todos los barrios”… Se me ocurre uno mejor, el alcalde de todos los palcos.

jueves, 10 de marzo de 2011

REDONDELA


A equipaxe pesa sobre as costas. Camiñas por un paso baixo a terra no que alguén disfrutou escribindo a palabra pirola en letras vermellas. Chegas á vía do tren que está baleira. Non hai ninguén con quen falar, ninguén que che oculte a fermosa vista do mar, da montaña e dunha casa ó carón dos raís. Quen more ahí saberá moito de todos. De quen baixa e de quen sube do tren. De quen permanece na vía coa equipaxe no chan e os comboios circulando frente a si. Varias gaivotas relean por un anaco de sabe dios que. Un merlo cruza a vía temerario. Pensas en que quizáis a túa vida faga un stop nesta estación. Coa túa equipaxe no chan agardando por un tren que nunca ha de vir. Marchas.

miércoles, 12 de enero de 2011

MONTE DE MIERDA


Un amigo de quien escribe disfruta mucho cuando me sacan de mis casillas y suelto mi improperio preferido: “¿A quién le has empatado tú en tu vida, monte de mierda?”. Esta expresión, en realidad, nace de dos frases que, por supuesto no son mías. Mi acierto en el insulto es haber combinado las dos logrando la armonía que tanto hace disfrutar a mi amigo.

La primera vez que escuché “monte de mierda” fue en el descansillo del edificio donde residían mis padres. Yo rondaría los diez años de edad y esperaba el ascensor tras regresar del colegio. El vecino del segundo debía de contar con cuatro años más que yo y cursaba estudios en mi escuela. No recuerdo cuál fue el motivo de la gresca pero Luisito me definió como un “monte de mierda” y yo me quedé planchado. No le contesté porque me sacaba tres o cuatro cabezas y, cuando uno cuenta con diez años, es mucho más prudente de lo que muchos adultos creen.

Lo de “¿a quién le has empatado?”, llegó un poco más tarde. Era un caluroso verano y mis compañeros del equipo de baloncesto y yo nos afanábamos en destacar en medio de los muchos jugadores que poblaban un campus de baloncesto. Nos dejábamos la piel de las rodillas en el asfalto de las canchas y competíamos al tiempo que jugábamos. Uno de los monitores, especialmente exigente, disfrutaba con nuestro sufrimiento. Más tarde supe que era el hijo de un importante directivo de la federación y me percaté de la casta que tenía el sujeto. El caso es que el que escribe se rebeló y el monitor no comprendió cómo un macaco se le podía subir a las barbas. Creo que fue la primera sublevación de mi vida y por eso la recuerdo tan bien. Recibí la felicitación de varios de mis compañeros y, por supuesto, el castigo verbal del monitor: “¿tú, a quién le has empatado?”. Ése fue mi trofeo en el campus, interiorizar la frase que encabezaría mis peores pensamientos.

Conjugué dos momentos vitales perfectamente verbalizados y convertí ambos en mi insulto de cabecera. Sé que la frase no es mía pero, muchas veces, la creatividad consiste en saber qué mezclar. A mí me encanta cómo suena.

sábado, 18 de diciembre de 2010

TRAPALLADAS


Nos han pedido que trabajemos el doble para poder despedirnos antes.
El ser humano ha evolucionado, de las hojas de higuera a las toallitas de bebé.
Últimamente hay gente que no sonríe, amenaza.
Me gustan los viejos, los muertos y los animales, por ese orden.
El camino más corto entre Fraga Iribarne y Chiquito de la Calzada es Conrad Adenauer.
Si no tuviese barriga no me hubiese manchado la camiseta con pasta de dientes.
Ella me odia lo justo, sobre todo, cuando pronuncio la palabra colchoncito.
“Las gradas de Roland Garros deben de oler a perfume caro y a crema solar”.
La a y la n son las primeras teclas en desaparecer de mi teclado.
Cuando tengo los cordones desatados ¿mis pies se quieren ir de marcha?
Jaime Lissavetski tiene el mejor trabajo del mundo.
Los guionistas somos como los cítricos, nos usan nos exprimen y nos desechan.
De una moqueta, siempre hay que desconfiar.
El zumo de las neveras de los yankees, ¿nunca caduca?
En el mar, todo lo que pesa se hunde.
Hay dos tipos de empleados, los que trabajan y los que dicen que trabajan.
¿Dónde están los billetes de quinientos euros?
Un niño que aprende a leer las agujas del reloj ya está perdiendo el tiempo.
Las aceitunas tienen calorías no es un comentario de bar.
Mis palabras no dicen nada, ¿es un oxímoron?
Soy vecino de Kim Kardashian, si no me crees haz clic arriba, donde pone siguiente blog.

lunes, 22 de noviembre de 2010

UN POCO DE ORDEN


Es de esas cosas que uno no acaba de entender. No soy yo una persona de jerarquías pero sí creo en ordenar procesos para optimizar resultados. Que cada uno ocupe su parcela y el trabajo de todos se complemente con el de los demás. Si algo no se define correctamente, comienzan los encontronazos, las carencias y los errores. Mañana toca uno de esos días raros donde poco vale lo que hay en el papel, el lugar más sagrado que conozco. Las horas gastadas en planificar se pueden ir al garete por la improvisación de otros y por no definir bien cada una de las obligaciones que competen a cada cual. Apesta a día duro. Confío en que no huela a fallo.

sábado, 23 de octubre de 2010

LUJO


Accedo al inmueble por la puerta principal, una recargada recreación del lujo en cuatro paredes. La señora que me precede, la dueña del lugar, camina entre la pomposidad y la dejadez de quien se sabe importante y admirada. Me conduce hacia el cuarto de invitados y me muestra la alcoba. Es un lugar ordenado con una decoración milimetrada. Apenas puedo preguntar nada cuando ella me muestra con orgullo el cuadro que preside la habitación. Es un mosaico de fotografías de carné que, visto desde lejos, forman la bandera estadounidense con las cacareadas barras y estrellas. Ella me pregunta si sé quiénes son los retratados. Yo me encojo de hombros e intento acertar diciendo que son los presidentes de Estados Unidos. Ella sonríe pícara y contesta morbosa. Son los muertos del 11S.

lunes, 16 de agosto de 2010

CHAMUSQUINA


Suerte, trabajo, Santa Nómina, fin de mes, colchoncito, vacaciones pagadas, depósito lleno, suerte, trabajas, con nómina a fin de mes para tu colchoncito y unas vacaciones pagadas con el depósito del coche lleno, a fin de mes. Suerte. ¿Qué más se puede pedir a fin de mes? Suerte. Chamusquina, a mediados de mes.

2.0


Bajas al chino, que te vende un litro de whisky fuera de horario, sin rechistar. Regresas y te sientas en tu silla de Ikea, sobre tu pareo del todo a cien, desnudo, soportando el calor frente a tu ordenador Sony. Enciendes el portátil y te metes en Youtube. Tecleas cuatro letras y ya sale el título de tu canción preferida. Te pones los cascos que te aíslan de todo (hasta de tus gritos desentonados que tanto molestan al vecino). Escancias dos dedos de líquido sobre tres hielos en forma de puzzle. Das las gracias por la globalización y te sientes más afortunado que el más satisfecho de los usuarios del Jess Extender. Has vuelto (aunque no sabes de dónde).

martes, 8 de junio de 2010

CARNE CRUDA


Su tarjeta de fidelización de cliente estaba repleta de puntos. En los últimos meses había realizado más compras que nunca. El traslado en el trabajo provocó una mudanza hacia el más absurdo de los destinos, en una ciudad anodina y con un cargo sin clientes. La desazón se convirtió en tortura, la televisión en abismo y la masturbación en inevitable. La compañía telefónica le prometió una conexión a Internet de banda ancha en menos de quince días. El calendario avanzaba pero nunca se presentó el operario a ejecutar la instalación.

La urbanización era nueva, de construcción en ladrillo, con un solo bar pero con seis cajeros automáticos. Muy cerca se erigía un centro comercial como infame catedral del consumo. No se podía hacer otra cosa allí, sólo quemar dinero. Sus gastos comenzaron siendo tibios pero, ante el aburrimiento eterno de un lugar sin historia y sin futuro, tirar de tarjeta funcionaba como único entretenimiento. Cada compra, tantos puntos y así todos los días tras salir del trabajo.

Un buen día llegó una carta al domicilio. Fue una de las primeras y escondía un afectuoso saludo del director de la sucursal con un catálogo de regalos para clientes tan importantes como él. Aspiradora, exprimidor, nevera portátil, todos los productos eran anodinos a excepción de uno. Una máquina tituladora. Ésa fue la elección.

Su vida cambió de repente y el aburrimiento se transformó gracias a la furia tituladora. Todos los días ansiaba el fin de la jornada para llegar al apartamento. El proceso resultaba sencillo. Tecleaba un nombre en la máquina y los datos se indexaban en la pantalla digital. Apretaba el botón de enter y un texto en negrita era escupido por la tituladora en forma de pegatina. Los cubiertos, los muebles, las ventanas, los cojines, los cuadros. Toda la vivienda presumía de etiqueta. Y así nuestro personaje mataba su tiempo de asueto, bautizando cada objeto con su nombre preferido, inundando de papeles sus posesiones por traslado.

sábado, 5 de junio de 2010

A VER QUÉ PASA


Hay un amigo, con el que tengo una paciencia infinita, que sostiene que ZZ Top son judíos y que la pizza nació en Brooklyn. La primera vez que me lo hizo saber, mostré cara de extrañeza e intenté rebatirle. Con él es inútil, es capaz de defender el argumento más peregrino con razones absurdas con tal de no dar el brazo a torcer (y tiene un brazo como una pierna). Con el tiempo he aprendido que no merece la pena discutir con él e intento cambiar de tema aunque, a veces, me cueste.

¿Por qué somos tan tercos? ¿Por qué siempre queremos llevar la razón? ¿Por qué una señora de sesenta y cuatro años y la vida resuelta se siente indignada cuando no la dejan hablar? Nos cuesta escuchar a alguien que no sea uno mismo. Nos encanta oírnos porque nos sentimos más importantes y, a día de hoy, es tan difícil sentirse importante. Al menos aquí nadie me interrumpe cuando hablo, sólo la batería del ordenador cuando se agota (de escucharme, supongo).