lunes, 2 de diciembre de 2013

LA SALUD ES LO PRIMERO


En el centro de salud todos esperan a que algo ocurra para romper la monotonía. El dispensador de números no cesa de soltar papelitos al tiempo que el neón canta, lacónicamente, los turnos de paso a la cabina. Una pareja de ancianos, más él que ella, como casi siempre, se dejan caer sobre los asientos de plástico. Él oculta sus ojos maltrechos bajo unas eternas gafas de sol y ella muestra su conjuntivitis subrayando cada ojo con una lágrima que enjuga en el pañuelo. El marido se hace con su bastón y el de su señora para custodiarlos y que no se olviden en el manglar de muletas, apoyos y cayados que pueblan la estancia. Ella saca de su bolsa infantil, sin duda regalo de alguna nieta de fin de semana, un periódico y una publicidad navideña del McDonald’s. Lo abre con mimo y lo ausculta con calma. “Debe de ser un regalo del gobierno”, le explica a su pareja. “Como el periódico éste que lo da el gobierno, por eso es gratuito”. Escucho la sentencia, me sonrío y vuelvo la vista hacia el neón. Aún me faltan varios números.