sábado, 5 de junio de 2010

A VER QUÉ PASA


Hay un amigo, con el que tengo una paciencia infinita, que sostiene que ZZ Top son judíos y que la pizza nació en Brooklyn. La primera vez que me lo hizo saber, mostré cara de extrañeza e intenté rebatirle. Con él es inútil, es capaz de defender el argumento más peregrino con razones absurdas con tal de no dar el brazo a torcer (y tiene un brazo como una pierna). Con el tiempo he aprendido que no merece la pena discutir con él e intento cambiar de tema aunque, a veces, me cueste.

¿Por qué somos tan tercos? ¿Por qué siempre queremos llevar la razón? ¿Por qué una señora de sesenta y cuatro años y la vida resuelta se siente indignada cuando no la dejan hablar? Nos cuesta escuchar a alguien que no sea uno mismo. Nos encanta oírnos porque nos sentimos más importantes y, a día de hoy, es tan difícil sentirse importante. Al menos aquí nadie me interrumpe cuando hablo, sólo la batería del ordenador cuando se agota (de escucharme, supongo).

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