jueves, 24 de mayo de 2012

DEVALUA2


Los políticos son unos auténticos @=%&#! y cada día se superan. Es patético comprobar cómo utilizan argumentos de lo más populistas a la menor ocasión.  Esta misma foto ya se ha repetido varias veces. Políticos catalanes y vascos posando con los colores de su equipo antes de la final de la Copa del Rey. De la polémica de los pitidos al himno no se acuerdan en esta instantánea. Ahora, desde luego, no es momento.

Cualquiera que haya paseado por delante del Congreso de los Diputados sabe que hay dos leones escoltando la escalinata principal. Suele haber un policía nacional custodiando el enclave. Ese policía es el que mantiene a raya a las personas que pretendan fotografiarse más cerca de la cuenta. Es raro que permitan pisar la escalinata y harto imposible que uno pueda alcanzar a tocar uno de los leones. Con los periodistas ocurre lo mismo y, hay ocasiones, en las que conminan directamente a cambiar de acera. Los días de pleno incluso cortan la calle al tráfico y, por supuesto, los días de manifestación.

Es por esto que choca contemplar y más en estos momentos de quejas, lamentos y mensajes directos en la calle a la clase política, cómo sus señorías emplean un símbolo para subirse a él y adornarlo con sus banderas y bufandas. Lo triste es permitirles a unos diputados, elegidos en democracia, lo que nunca se le permitiría al ciudadano que depositó su voto en la urna. Nadie podría encaramarse a un león y colocar sus colores, su bandera, su reivindicación. Pero ellos sí pueden, porque sus señorías son diputados. Lo de menos es el color de los finalistas. Estoy seguro que si la final la jugase el Espanyol contra la Real Sociedad, saldrían otras señorías a hacer lo mismo. El caso es que yo no puedo y tú tampoco. Y eso que la soberanía nacional radica en el pueblo. 


PD: La fotografía es de Uly Martín y la copié de El País online. 

martes, 8 de mayo de 2012

ESTIÉRCOL


Creíamos que al navegar por Internet nadie sabría qué estábamos haciendo hasta que un día consultaron nuestro historial de navegación. Descubrimos que podía borrarse y pensábamos que ya estábamos ocultos hasta que nos percatamos de que se podía rastrear nuestra dirección IP. Luego descubrimos la localización por móvil y que la policía podía intervenir todos nuestros mensajes de correo y redes sociales con una orden judicial. Fue entonces cuando nos percatamos de que, para no ser visto, había que vivir offline o, simplemente, ser un mierda. Si te llamas George Clooney o José Bono quizás interese saber qué páginas webs visitas, en qué tiendas online compras o qué amigos tienes en tus redes sociales. Pero si eres un mierda, ¿a quién le importa lo que hagas? La única forma de vivir oculto en la red es no ser nadie, es ser un mierda.