sábado, 23 de octubre de 2010

LUJO


Accedo al inmueble por la puerta principal, una recargada recreación del lujo en cuatro paredes. La señora que me precede, la dueña del lugar, camina entre la pomposidad y la dejadez de quien se sabe importante y admirada. Me conduce hacia el cuarto de invitados y me muestra la alcoba. Es un lugar ordenado con una decoración milimetrada. Apenas puedo preguntar nada cuando ella me muestra con orgullo el cuadro que preside la habitación. Es un mosaico de fotografías de carné que, visto desde lejos, forman la bandera estadounidense con las cacareadas barras y estrellas. Ella me pregunta si sé quiénes son los retratados. Yo me encojo de hombros e intento acertar diciendo que son los presidentes de Estados Unidos. Ella sonríe pícara y contesta morbosa. Son los muertos del 11S.