lunes, 13 de febrero de 2012

FLATIRON

El barrio se parece a Portugal porque hay edificios altos y modernos y casas bajas, algunas con frutales que nunca dan fruto.
El barrio no es racista porque hay rumanos trabajando en los talleres, chinos en los bazares chinos y regentando tabernas de toda la vida con tortilla y porras para desayunar, peruanos que venden gaseosa, ceviche y pollo para llevar en sus restaurantes con cuadros del Machu Pichu, hay moros que venden fruta y saludan a las señoras con cardados y hasta hay gitanos que pasean galgos, vigilan obras y solares y arrastran los pies. También hay españoles que piden bombonas de butano porque el gas ciudad no ha llegado ni se le espera.
El barrio no se parece a Manhattan pero tiene su propio edificio Flatiron (ver foto) aunque suicidarse desde él nunca ha sido lo más aconsejable.
La gente del barrio camina por la carretera porque en la acera siempre hay coches aparcados y en los aparcamientos siempre hay mierda de perro.
En el barrio hay un bar que está lleno justo al lado de otro que está vacío. Los dos están abiertos el mismo horario y los dos son conscientes de que en uno no se respira y en el otro no hay nada que respirar.
En el barrio hay muchos comercios, todos con su San Pancracio, incluso los establecimientos que alquilan el local por cese de actividad y ya no hay nada en ellos, sólo un cartel de la inmobiliaria y el santo que trae suerte, trabajo y perejil aunque, últimamente se haya hecho el remolón.
En el barrio hay varios supermercados, muchos talleres de automóviles y más coches abandonados que alcorques.
En el barrio crece el romero como el humo de los pitillos aunque no haya cajetillas suficientes para olvidar la ansiedad de no tener trabajo.
En el barrio se desayuna por turnos y en el primero se concentra la cerveza con las copas de aguardiente.
En el barrio la comida es abundante y barata. A veces, hasta te ponen gambas para que no te olvides de que otro lujo es posible.
En el barrio si eres del Atleti que dios te bendiga y si no que dios te perdone.
En el barrio, señora, ha llegado el tapicero.

1 comentario:

  1. Si señor, un barrio de familias incomodadas en toda regla, donde el progreso nunca pasó ni pasará. El flatirón no es para suicidarse pero si es para morirse, de pena.

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